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jueves, 6 de enero de 2011

Lo que dejó 2010

Altibajos de un año que hizo historia

 En los medios se suceden en estas fechas repasos y resúmenes del 2010, un año que, si en algo coincidimos todos, es que fue trascendental, en muchos sentidos. Sin embargo, yo voy a hablar de mi particular 2010, desde un punto de vista cultural y social. De lo que me aportó el año del terremoto de Haití, el Año Internacional de la Diversidad Biológica, el año hernandiado y el xacobeo, el año de Wikileaks, el año de los mineros encerrados en Chile y de la muerte de Berlanga, el año del indie y de las leyes pseudoculturales.

Literatura
En 2010 ganó el Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, merecido, quizá la Academia buscaba la redención de los años anteriores, y pudimo oir uno de los discrusos más emotivos pronunciados en Estocolmo. Yo, por mi parte, me enamoré de otro nobel, Gabriel García Márquez. Si bien Cien Años de Soledad siempre fue mi obra preferida de todos los tiempos, no había tenido la opción de leer nada más de este gran artista, algo que sí hice en 2010: El amor en los tiempos del cólera y Crónica de una muerte anunciada. Como también me adentré en el mundo de Auster, Brooklyn Follies, releí Murakami, Al sur de la forntera, al oeste del Sol, sin entenderlo nuevamente, y me reí con las ácidas discurrencias de la belga Amélie Nothomb en Estupor y temblores. Los recomiendo todos, aunque no siempre se entiendan, y es que en 2010 descubrí tambien que, muchas veces, la belleza está en el continente y no en el contenido: se pueden contar las más bellas historias sin que sus tramas vayan a cambiarnos la vida.

Cine
Ha sido el año de La Red Social y Orígen, dicen. Yo no les he hecho mucho caso. En 2010 empecé mi segunda carrera, Comunicación Audiovisual, y las lecciones que me ha dado en cine con cuatro películas contadas superan en tamaño a toda la cartelera norteamericana. En 2010 descubrí Casablanca y Ciudadano Kane, digerí La Naranja Mecánica y saborée, nuevamente, La Vida es Bella, aunque la resaboreo varias veces todos los años (sabe salada, como a lágrimas). Tambien me marcaron Machete o Amerrika, no porque fueran especialmente buenas, al menos no la primera, sino porque reflejan qué sociedad dio a luz el 2010. Descubrí el miedo en los 80 con El Resplandor y lloré, en castellano, con Mi vida en 65'. La adaptación burtoniana de Alicia en el País de las Maravillas me dejó más bien tibio y, una recomendación personal: Shutter Island.

Música
Por primera vez escuché y me hizo adicto a RNE 3. 2010 fue el año en que dejé de lado los 40 PRINCIPALES. También RNE 3 premio a The XX y, gracias a ello, conocí a la que es, para mí, la revolución musical de 2010, aunque el disco homónimo saliera en 2009. Otro disco que salió en 2009 pero reventé en 2010 fue Heavenly Hell de los baleares L.A., y es que la música necesita un tiempo de reposo para llegarte plenamente, tiempo que no necesitó Tourist History, de Two Door Cinema Club. En 2010 vi por primera vez en directo a Love of Lesbian y a Dorian, y se despidieron unos grandes del indie pop español, The Sunday Drivers, a lo que tuve la suerte de ver en cuatro ocasiones a lo largo del año, y es que 2010 fue también el año de los festivales: el murciano SOS 4.8 y el FIB HEINEKEN de Benicàssim tuvieron sendos carteles que hicieron historia: Gorillaz, Franz Ferdinand, Prodigy, Hot Chip, Fatboy Slim, Vampire Weekend, Crystal Castles. De paso, descubrí la indietrónica y me emocioné con la música en catalán de Mishima y, unos grandes poetas, Antònia Font.

Y hasta aquí la ¿cultura? de un gran año, vuelvo pronto con más, pero no mejor, del 2010.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Jugar a papás y mamás

No es que sea particularmente defensor de Wikileaks, es más, me parece una aberración informativa. Seamos sinceros, porque ataca directamente a mi ¿futura? profesión, por un lado, pero también porque la gente no está preparada para consumir información en estado puro. Los periodistas están para digerirla e interpretarla por ellos. Aún así, he de lanzar una piedra a mi propio tejado y reconocer que el periodismo de investigación ha muerto. O más bien, ha sido asesinado por los intereses empresariales que todo medio esconde hoy en día detrás de sí. Y Wikileaks es lo que más se le parece. Y de aquí parto para el tema que quiero tratar.

La redacción de EL PAÍS debe de ser esta semana una fiesta. Las visitas al portal digital y las compras de ediciones impresas deben de haberse disparado, y no es para menos, cuenta con una exclusiva de impacto similar al 11-S en su época: Wikileaks le cedió, hace unas cuantas semanas, el tratamiento para el mundo de habla hispana de los más de 2000 documentos que dicha organización ha "robado" al Gobierno de los EE.UU. Un cargo que ostentan The New York Times, The Guardian, Le Monde y Der Spiegel en sus respectivas zonas de influencia. Es decir: cinco periódicos, marcados por una tendencia "izquierdista" y por ser las principales cabeceras de referencia en Occidente, están tratando la mayor cantidad de información comprometida de un gobierno en toda la historia.

La filtración me parece, sinceramente, cojonuda. Por fín se muestra al desnudo algo que ya conocíamos tácitamente: EE.UU. es la mano que mueve las piezas del ajedrez que compone el mundo, y siente el mismo desprecio por blancas que por negras. Al fín y al cabo, cualquier cosa que escape a sus fronteras es bazofia. Lo que me indigna es que los Estados europeos, tras descubrir las graves faltas, delitos y mofas que se han hecho en los círculos diplomáticos norteamericanos sobre ellos, le restan hierro al asunto y luchan por mantener la compostura y la sonrisa helada ante la situación. No se atreven a mover sus propias piezas del juego.

Mi pregunta es: si tanto presumimos de nuestro poder, de que la Unión Europea es la mayor potencia mundial, de que todos quieren congraciarse con Bruselas y ser respetados por el viejo continente, ¿por qué ponemos el culo en pompa ante los EE.UU.? ¿No somos grandes? ¿O acaso solo eramos niños jugando a ser adultos? Europa: vieja, herida y ahora, cobarde.

viernes, 28 de mayo de 2010

Laberintos

Necesitamos recortes, está claro. Que sea a costa de que gran parte de la población trabajadora pierda en torno al 5% de sus salarios... peor sería perder el trabajo. Mientras se haya empezado por reducir, y en mayor cantidad, el que se gana en las posiciones más grandes, me parece hasta bueno.

Lo que no entiendo es la política de enredos de la administración para evitar a toda costa conceder un dinero que se supone debería garantizar el Estado del Bienestar por encima de cualquier crisis, es decir, Sanidad y Eduación.

Respecto a lo primero, dejando de lado el enjambre de hospitales privados subvencionados por la Generalitat (véase Alzira), o la tardanza en construir La Nueva Fe (todo el mundo sabe que salva más vidas el circuito urbano), he de reconocer que me siento satisfecho de una Seguridad Social que, a pesar de sus largas (inmensas, eternas, infinitas) colas y listas de espera, no deja a nadie fuera de una atención de altísima calidad.

Respecto a lo segundo, ya es otra cosa. Y hoy no me voy a centrar en las malas y continuas leyes de educación que al parecer sirven para incrementar el porcentaje de ignorantes (algo que a los políticos siempre les es útil) más que para educar y progresar. Hoy voy a hablar de las Universidades, pero tampoco del plan Bolonia, que da para muchos artículos. Hoy hablo de las becas.

El año pasado perdí la cuenta de papeles que habia que hacerm para solicitarla, y se me acabaron las uñas de las manos y de los pies esperando la concesión. Pero este año se superan: estamos a mayo, y ya sólo queda un mes para que acabe el plazo de inscripción en la web del Ministerio de Educación y Cultura. Sin esa inscripción, perdida en un cúmulo de páginas interconectadas de fácil pérdida, o si sete olvida la contraseña (con más requisitos que he visto nunca) que proporcionas al inscribirte, perderás tu oportunidad de solicitar beca en julio (otra cosa es que te la den y otra aún más incierta cuándo te la pagarán).

Es decir, los trámites se han multiplicado y dificultado un año más, con la única intención de que se pierda en el camino la mayor parte de solicitantes posibles. Eso son las garantías sociales en España: causas perdidas en un laberinto administrativo.

lunes, 17 de mayo de 2010

Olvido


Eso les hubiera gustado a ellos: que levantemos el muro que hemos construido con sudor, sangre y lágrimas para echar debajo todos los despojos en que nos han convertido, y después olvidar. Eso nunca, olvidar es un lujo que no me permito.

Sus muertos están enterrados bajo una placa en la que pone "Caídos por Dios y por España", yo no quiero que los míos tengan la misma placa, nada más lejos, me conformo con enterrarlos bajo su propio nombre que es lo único por lo que cayeron. Por ser quienes eran, y no quienes querían que fueran.

En palabras de Garzón, "Las heridas que no se limpian se vuelven a abrir", y esta lleva mucho supurando, aunque hayan querido negar su existencia.

domingo, 11 de abril de 2010

Stop

Paren el mundo que me bajo.

Y es que este planeta que todos habitamos parece que ha tropezado con alguna piedra en su ruta espacial y ha comenzado a girar al revés.

Presumimos de progreso en un país en el que se prolongan avenidas dejando a cientos de personas sin hogar y sin recuerdos, sin sus vidas. Que le expliquen a ellos que eso es progreso y no girar al revés.

Presumimos de justicia en un país en el que se juzga a los que buscan esclarecer la verdad sobre los crímenes que han marcado la ruta de nuestra democracia pasando por encima de miles de familias inocentes. Que les expliquen a ellos que eso es justicia y no girar al revés.

Presumimos de civismo en un país en el que puedo matar a un animal haciendo un espectáculo de ello y no puedo ver una serie online. Que le expliquen al toro en la arena que eso es civismo y no girar al revés.

Dime de qué presumes y te diré de qué careces. En este país se carece de coherencia, de responsabilidad, de humanismo. Y nadie lo denuncia, porque en la televisión como mucho podrás ver un debate entre cuatro individuos que de pequeños jugaban a tirarse piedras y ahora dicen que los jóvenes son delincuentes agresivos y hay que rebajar la edad penal a los 2 meses porque se dió un caso de un bebé de dicha edad que desnutrió a su madre de tanto amamantarse (con nocturnidad y alevosía, ¡el cara dura!).

Paren el mundo que yo, el bebé, el toro, Garzón y el Cabanyal nos bajamos. ¿Os apuntáis?

martes, 26 de enero de 2010

Periodismo: un sexto sentido

Palestina, año 2005. Imán se dirigía a la escuela como todos los días, vestida con el uniforme y con los libros bajo el brazo, sonriente a pesar de la espesa niebla que hizo que se equivocara de camino. Inocente, la niña caminó hacia el puesto militar israelí junto al campo de refugiados de Rafah, sin perder la sonrisa ni siquiera cuando la ráfaga de disparos atravesó su frágil cuerpo. Cuando yacía en el suelo, desangrándose, sin saber muy bien que pasaba, vio venir al capitán del puesto de vigilancia. Pensó que venía a ayudarla. Veintiún disparos a quemarropa. El capitán vació su cargador sobre el cuerpo aún vivo de la niña y luego se alejó sin inmutarse.

Imán ya nunca podrá contarlo, su voz ha sido callada para siempre por la injusticia, pero hubo un periodista allí que habló por ella y dio a conocer su historia al mundo.

Año 1937. Guerra civil española. El alcoyano Federico Borrell corría por los montes fusil en mano, plantando cara al enemigo que no era sino su propio compatriota. Robert Cappa se encontraba en el momento justo a la hora adecuada. La imagen de Federico derribado por las balas dio la vuelta al mundo.

Corría el año 1945. Un Times Square abarrotado celebraba la victoria estadounidense sobe Japón. En medio del bullicio, un marine exaltado besaba a una enfermera lleno de pasión. La pareja fue fotografiada por Eisenstaedt y la imagen se convirtió en el símbolo del fin de la Segunda Guerra Mundial.

Año 1985. Afganistán pasa del anonimato a ser el gran país de actualidad. Aún hoy recordamos todos aquella dura mirada de ojos verdes de una niña de apenas catorce años semi-oculta por un velo. McCurry contó en una sola instantánea toda la crudeza de una guerra.

Todas ellas son simples imágenes. Pero son imágenes que reflejan lo que somos, la humanidad: con sus luces y sus sombras. Todas estas historias se habrían olvidado de no ser porque un periodista estuvo allí.

El periodismo es el mejor oficio del mundo, porque es como un sentido más de los que tiene el ser humano.

El periodismo da la voz a los que ya no la tienen, cuenta las historias de los protagonistas del día a día, trae a la palestra a aquellos a quienes hemos olvidado.

El periodismo es imágenes: da la luz a los occidentales. Nos abre los ojos para que veamos más allá de nuestras fronteras.

El periodismo es sonidos: hay entrevistas día a día a los protagonistas de la vida real. A los que saben cómo se mueve el mundo, de dónde viene y hacia dónde va.

El periodismo es olfato: mediante sus reportajes nos trae olores de lugares exóticos, o nos descubre olores que desconocíamos de nuestra propia ciudad.

El periodismo es tacto: es el rugoso tacto de la realidad, de las injusticias, pero también es el tacto suave de las soluciones y el futuro.

El periodismo es un sexto sentido: los agrupa a todos y a la vez no es ninguno de ellos, es como sublimar la percepción de la vida y llevarla a los lugares más remotos donde las personas estaría aisladas sin nuestra interpretación de la realidad.

El periodismo es el mejor oficio del mundo porque es también profesión de profesiones: es un médico que salva vidas, un abogado que defiende a los inocentes, un arqueólogo que desvela el pasado o un astronauta dispuesto a descubrir mundos nuevos.

El periodismo es el mejor oficio del mundo porque es un reto constante, una lucha día a día: con la empresa para cumplir los estrictos y apresurados márgenes, con la sociedad porque tenemos una obligación para con ella, y con nosotros mismos puesto que tenemos una ética que respetar.

En conclusión, tanto la triste historia de Imán como la alegría reflejada en El Beso de Eisenstadt, desde la última mirada del miliciano español hasta la mirada aún inocente de la niña afgana, el periodismo acapara todos los ámbitos de la sociedad. Es una profesión por y para todos. Es un sexto sentido que todos podemos explotar. Y además, recordemos que el reconocimiento de los demás es quizá lo que nos hace siempre superarnos y progresar: si una persona que no es periodista dice que el periodismo es la mejor profesión del mundo, quizá sea verdad, más si lo dice un premio Nobel. Porque Gabriel García Márquez dijo “El periodismo es el mejor oficio del mundo” y García Márquez iba para abogado.

Muchas Gracias.

viernes, 22 de enero de 2010

Volver a empezar

Paseos, pateos y vueltas al mundo de un intento de periodista. Eso es este blog. Eso será.

Noticias, imágenes, críticas pero sobre todo opinión.
Gracias por seguirme en esta crisis personal mía.

Un saludo,
C.Futuro¿Periodista?